En la actualidad, es fundamental que se tomen las medidas necesarias para disminuir la contaminación que se produce a nivel mundial, para ello cada individuo debe hacer una reflexión personal y comprender que sus acciones tienen consecuencias y que cambiando ciertas cosas, podemos ayudar a mejorar las condiciones ambientales.
Cuando hablamos de una reflexión personal, nos referimos a que individualmente tenemos una responsabilidad con el planeta, y entenderla es la única manera de que a nivel macro se puedan ver los cambios. Veámoslo así, si cientos de miles de personas deciden no comprar nuevamente un producto que es altamente contaminante, esta empresa se verá en la necesidad de cambiar sus protocolos y productos si quiere seguir en el mercado.
Las grandes masas obtienen mejores resultados que un pequeño grupo de personas, por ello, mientras más personas se comprometan a buscar tener un estilo más amigable con el medio ambiente, los cambios podrán darse con mayor celeridad y facilidad.
Una industria que es altamente contaminante es la del caucho y es fundamental que se unan esfuerzos a nivel mundial para disminuir el impacto ambiental que tiene, puesto que aunque han habido muchos cambios y mejoras en el sector, viendo el panorama general, los esfuerzos siguen siendo pocos y los daños muy elevados. Teniendo esto en cuenta y considerando la importancia de contactar con especialistas en el área que estén comprometidos con la reutilización del caucho, nuestros amigos de Ruedas LLopis, nos explican todo lo que debemos saber sobre la industria del caucho y sus maneras de proteger el ambiente.
A nivel industrial, la cadena productiva hasta obtener el caucho sintético comienza con la refinación petroquímica y la correspondiente generación de olefinas y aromáticos, que sirven como base para obtener el etilbenceno, el estireno y el acrilonitrilo. Estos a su vez, son insumos para la producción de diversos cauchos sintéticos: el estireno butadieno (SBR), el polibutadieno (PBR), el butilo, el clorobutadieno, el acrilonitrilo butadieno, e isopreno y el etil-propileno-dieno (EPDM), entre otros.
El caucho natural, el caucho sintético y las mezclas entre estos dos, así como con otros aditivos, se utilizan como materia prima para la elaboración de semiproductos o formas básicas como el caucho sin vulcanizar; hilos y cuerdas de caucho vulcanizado; placas, hojas, tiras, varillas y perfiles de caucho sin endurecer; y tubos de caucho vulcanizado sin endurecer, y otros productos y artículos de diversos usos.
Teniendo esto en mente, es importante entender de dónde vienen ambos tipos de caucho y cómo su fabricación afecta al medio ambiente:
Caucho Natural
Se obtiene del látex, o savia, que se extrae de algunas plantas, principalmente del árbol del caucho, siringa o, como le llaman los científicos, Hevea brasiliensis. Pero no es hasta la invención de los neumáticos por J. Dunlop en 1887 que la explotación del árbol del caucho se hace más intensa provocando:
- Incremento masivo de monocultivos de Hevea brasiliensis, favoreciendo la pérdida de biodiversidad, especialmente a causa de la pérdida de bosque tropical que se elimina para la instauración de los cultivos.
- Introducción de la especie en otros lugares (al igual que sucedió con el café). Tan solo dos años antes de la aparición de los neumáticos, los ingleses consiguieron llevar semillas del árbol de caucho a sus colonias en Malasia, Liberia y Congo.
- Favorece la explotación y el tráfico de personas. Tras el boom de los neumáticos, fueron muchas las explotaciones que recurrieron al uso de indígenas como esclavos tanto para trabajar en las plantaciones como para explotación sexual.
- Problemas ambientales causados por la mala gestión y reciclaje de desechos y restos, especialmente aquellos que han pasado por el proceso de vulcanizado como los neumáticos.
Caucho Sintético
Ante el encarecimiento del caucho y la difícil accesibilidad al recurso, a pesar de haber intentado obtenerlo de otras plantas, es durante la I Guerra Mundial cuando Alemania desarrolló por primera vez este material en laboratorio. Años más tarde, al final de la II Guerra Mundial (1945), el consumo del sintético supera al natural.
Considerando la llegada del caucho sintético y su producción a gran escala, se podría pensar que se acabaron los problemas de las plantaciones, pero no es así, a día de hoy el caucho natural y todos los elementos de la naturaleza que lo rodean se ven afectados por la industria, y no solo para la extracción de la materia prima, sino también con lo que ocurre luego de cumplida su vida útil.
Como mencionamos antes, aunque se han encontrado maneras de reutilizar el caucho para disminuir su efecto contaminante, las medidas siguen quedando cortas, por lo que se requiere un cambio que vaya desde lo micro hasta lo macro, pues volvemos al principio, los cambios no los logra una sola persona, se necesitan de muchas personas dispuestas a cambiar y a comprometerse con el cambio.
¿Qué hacer para disminuir el impacto ambiental?
Lo principal es entender que si bien no podemos eliminar la industria del caucho, porque es evidente que la necesitamos, la prioridad es encontrar formas inteligentes y amigables con el medio ambiente de tratar con todo el caucho desechado. Y es que a menudo, para acabar con estos residuos, se queman, en ocasiones en hornos industriales, pero es evidente que trasladar la contaminación a la atmósfera en forma de grandes cantidades de sustancias tóxicas es crear otro problema.
La solución tampoco es almacenarlos, pues su almacenamiento acaba siendo también sinónimo de polución por su degradación química pues, si bien no son biodegradables, sí experimentan una peligrosa descomposición parcial que contamina de igual manera.
A la hora de reciclarlos pueden utilizarse distintas técnicas, como la termólisis, la trituración mecánica o criogénica, la pirólisis o la incineración, como en cualquier situación cada una de ellas tiene sus ventajas y sus inconvenientes a la hora de valorar un mayor o menor aprovechamiento de la materia prima y también en cuanto a los distintos niveles de toxicidad asociada a cada una de ellas.
Reciclarlos para su conversión en asfalto es una idea que comenzó a ponerse en práctica en los años sesenta en Estados Unidos y desde entonces se han conseguido grandes avances. De hecho, son muchas las propuestas al respecto, y los estudios y nuevas iniciativas no dejan de multiplicarse en todo el mundo; además de representar una interesante salida para grandes cantidades de neumáticos usados su trituración para mezclarlos con el asfalto ayuda a mejorar sus características, al tiempo que ahorra tener que usar un polímero que también resulta contaminante.
Su transformación en materiales de construcción o de otros muchos materiales que se emplean en el sector textil, entre otros, también está ayudando a reducir sus dramáticos efectos en el medio ambiente. En la actualidad podemos encontrar restos de neumáticos camuflados allí donde menos lo esperamos, desde las suelas de zapatos a la fabricación de cubiertas o tejados y cables de freno a aislantes acústicos o de vibración, alfombras, losetas de goma o para la fabricación de suelos flexibles de pistas deportivas o de zonas de ocio.
Muchas han sido las ideas a través de las que los círculos ambientalistas han querido materializar un mundo protegido, y todas y cada una persiguen el objetivo de fomentar industrias que no exija más recursos de los que se producen. El caucho trae consigo múltiples elementos los cuales pueden ser usados de una forma completamente eficiente y amigable con el medio ambiente, lo importante es que el ciudadano común asuma su responsabilidad en el cómo utiliza el caucho y qué medidas puede tomar para que su accionar sea el correcto ante una situación tan compleja.
Es evidente que a nivel individual se puede hacer cuesta arriba, sin embargo, si ampliamos nuestra mente y ubicamos maneras de reutilizar de forma inteligente el caucho en nuestra vida diaria, estamos poniendo un granito de arena que aunque parezca poco, todo suma cuando se trata de evitar males mayores al planeta.
Entre las cosas que podemos hacer de forma individual es reutilizar los neumáticos que ya no pueden usarse en el coche y convertirlos en muebles de exteriores, pequeños huertos para el jardín, mesas de centro, entre muchas otras ideas que no sólo están ayudando a utilizar sabiamente los neumáticos que ya terminaron su vida útil, sino que puede convertirse en pequeños proyectos familiares o recreativos que impactarán positivamente en la calidad de vida.
Simples acciones, como seleccionar la basura y llevarla hasta los puntos de reciclaje pueden ayudar a descontaminar y a reducir hasta en 80% el espacio que ocupan los desperdicios. Además, estas prácticas son útiles si se llevan a cabo de manera habitual, una forma eficaz para que toda la comunidad pueda aportar al cuidado del medioambiente es el reciclaje de residuos sólidos urbanos, básicamente la recolección, selección y reutilización de nuestra basura domiciliaria.
Cuando se trata de reciclar y de reutilizar, los beneficios son múltiples, entre ellos descontaminar el planeta y el reaprovechamiento de materias primas, lo que evita la deforestación, el sobre consumo energético y la emisión de gases contaminantes y de efecto invernadero, lo que es fundamental si queremos vivir mejor y dejarle a las futuras generaciones un planeta con menos problemas.