La fabricación y venta de mascarillas reinventan a las empresas del sector textil

El mundo se encuentra ante la que posiblemente sea la amenaza sanitaria más potente de los últimos 100 años. Todavía hay algunas personas que eran jóvenes cuando la gripe española se convirtió en la triste protagonista materia sanitaria allá por el año 1918, personas que comentan que aquella situación, como esta, fue totalmente insostenible, imprevista y que además coincidió con el fin de la Primera Guerra Mundial, hasta entonces el conflicto armado más grande que todos cuantos se habían registrado en la Historia de la Humanidad. Aquella situación fue caótica y la que vivimos en nuestros días, según comentan también los expertos, se asemeja bastante a ella.

Es cierto que la llegada del coronavirus ha trastocado los planes que todas y cada una de las empresas que se sitúan en el interior de nuestras fronteras. Un enorme porcentaje de entidades tuvo que cerrar sus puertas desde el mes de marzo hasta el de mayo con todos los problemas que eso conlleva. Se trata de una situación a la que mucha gente no se había enfrentado y en la que, a pesar de contar con algunas ayudas de las instituciones públicas, es muy difícil sobrevivir. A nadie le cabe la menor duda de que, hoy más que nunca, los emprendedores también son héroes y heroínas.

Sin embargo, sí que es cierto que el coronavirus ha obligado a muchas empresas a reinventarse y que muchas de ellas lo han hecho realmente bien. Saber desenvolverse y sacar provecho de situaciones que no son precisamente favorables es una de las virtudes que tiene todo buen empresario y todas esas personas que han visto en un producto tan necesario como las mascarillas una línea de negocio interesante obtenido una justa recompensa en los últimos meses. Y es que la producción de este elemento se ha multiplicado de una manera extraordinaria desde que la pandemia arribara a nuestro país.

Una noticia que vio la luz en la página web de La Vanguardia indicaba que, antes de que se precipitaron los acontecimientos en marzo, España prácticamente había dejado de producir mascarillas. Incluso las que eran necesarias para las personas dedicadas al sector sanitario se producían fuera de nuestro país. Es evidente que le hemos tenido que dar la vuelta a este asunto por una cuestión de estricta necesidad. Y las empresas que más eficaces han sido en esa labor para empezar a producir antes y mejor han sido las que han conseguido unos mejores resultados en los últimos meses.

La producción de mascarillas ha sido la actividad que más trabajo ha dado desde que el coronavirus forma parte de nuestras vidas en España. Y es que las empresas que antes pudieron conseguir los medios para lanzarse a realizar esta fabricación son las que antes pudieron obtener los resultados de su trabajo y las que más experiencia acumulan en los momentos en los que nos encontramos, momentos en los que el ser humano es tan dependiente de una mascarilla. Los profesionales de Catalinos, dedicados a la distribución del textil al por mayor, nos han confirmado esta información, poniendo como ejemplo el hecho de que la rotación de un determinado lote de mascarillas en su almacén es la más rápida que han registrado en todos los años de existencia de la compañía.

Una noticia que fue publicada en la página web de El Independiente indicaba que España ya tenía previsto fabricar 100 millones de mascarillas cada mes, una producción que no está nada mal pero que sigue siendo necesario incrementar para que todo el mundo tenga la protección suficiente durante todos los días que todavía, y por desgracia, nos quedan de pandemia. Y es que la mascarilla va a ser un elemento indispensable para el ser humano durante muchos meses más.

Un acto de responsabilidad social

Pero hay que decir que, por encima de todo lo que estamos comentando en este artículo, la producción de mascarillas es algo que, a día de hoy, puede ser considerado como un verdadero acto de responsabilidad social puesto que se fabrican elementos que protegen a las personas y que salvan muchas vidas cada día. Es necesario que este elemento siga formando parte de nuestras vidas y las empresas que las fabrican tienen, por tanto, todo el agradecimiento de la sociedad.

La verdad es que a nadie le cabe la menor duda de que van a seguir haciendo falta muchos millones de mascarillas durante los próximos meses para parar los continuos rebrotes que se van a ir generando en nuestros pueblos y ciudades de cara al futuro más inmediato. Es triste, pero es así. Tendrá que ser así hasta que seamos capaces de vencer a esta maldita pandemia. Esperamos que sea muy pronto. Pero, hasta entonces, podéis estar seguros de que habrá muchas personas que trabajarán por nuestra seguridad.

 

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