En España ha habido varios acontecimientos en las últimas semanas que han sacado a la luz problemas de importante calado a nivel social y económico. Esto coincide con la reciente aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, que permiten que un año más se realicen inversiones y se presten ayudas a los más necesitados.
Los presupuestos generales del estado han estado en entredicho hasta su aprobación, debido a la presión realizada por la tercera edad para subir las pensiones. Al final parece que todos quedamos un poco contentos, ya que en democracia estar 100% contento supone que el contrario político ha sido ninguneado, y esto no es lo que ha pasado en este caso.
Otro de los problemas sociales que ha generado muchísima confrontación social ha sido la muerte del mantero senegalés Mbaye. Para quien no sepa que ha pasado con este mantero, diremos que Mbaye sufrió un ataque al corazón mientras, supuestamente huía detrás de dos policías.
Esto trajo consigo una gran revuelta de asociaciones en defensa de derechos de los inmigrantes, así como de los siempre oportunistas sectores de extrema izquierda. Este hecho ha abierto un debate relacionado con todo lo relacionado con las ventas ilegales de copias falsificadas en las calles, por parte de inmigrantes.
En concreto, el partido político Podemos, liderado por Pablo Iglesias, ha puesto sobre la mesa una propuesta que ha traído mucha controversia. Podemos ha propuesto despenalizar el top manta, lo que supondría despenalizar la venta de copias de productos ilegales, algo que resulta realmente perjudicial para la sociedad.
En el mundo de hoy en día diferenciarse resulta realmente difícil, y las empresas apuestan muy fuerte realizando importantes inversiones para diseñar productos totalmente diferentes a los de la competencia. La mayoría de las falsificaciones se encuentran en el sector textil, pero este no es el único ni mucho menos.
Además, hay que tener en cuenta que despenalizar el top manta supondría que los inmigrantes no podrían ser perseguidos por vender marcas falsificadas, sino que se abriría otro debate que consistiría en cómo se regulariza las ventas de top manta, ya que existen muchas reglas fiscales, laborales y penales que impedirían la realización pacífica del top manta.
En el artículo de hoy vamos a hablar con datos sobre el impacto de las falsificaciones en la economía.
Los datos que prueban los perjuicios de las falsificaciones
Fabricantes y consumidores alertan sobre el impacto de las falsificaciones en la economía española. Estas suponen un agujero de 67.405 empleos directos y 7.659 millones en ventas al año. Esta es una gran cantidad de dinero que no tributa por ningún tipo de impuestos, y que además en multitud de ocasiones se ha probado que está dirigido a financiar a mafias y a grupos terroristas.
Así lo reflejan los datos recogidos por la Asociación para la Defensa de la Marca (Andema), que señala que España es el segundo mercado de la UE para las falsificaciones, solo superado por Italia. Las industrias intensivas en derechos de propiedad intelectual suponen un 40,8% del PIB español y emplean a 4,527 millones de personas, un 25,8% del total.
Por sectores, el textil, con 4.127 millones de pérdidas de ventas, es el más afectado por esta actividad ilegal. Por detrás se sitúan los medicamentos (1.170 millones), los cosméticos (949 millones) y los neumáticos y baterías (477 millones). Existen falsificaciones de las marcas más conocidas del mercado, en todos sus productos, y esto es un gran daño.
También en materia de empleo es el sector textil el que sale peor parado. De los 67.000 puestos de trabajo perdidos, más de 50.000 pertenecen a esta industria. Muy por detrás se sitúan otros ámbitos como los cosméticos (9.755 empleos) o la joyería y la relojería (1.567). En la Unión Europea el impacto asciende a 790.000 empleos indirectos y 504.411 directos según la Oficina europea de la propiedad intelectual (Euipo, por sus siglas en inglés).
Las falsificaciones perjudican notablemente a marcas de calidad como Bimba y Lola Tuc Tuc, Carolina Herrera e incluso a mayoristas como Reprepol, pues copian sus diseños y colecciones con textiles mucho más económicos y de calidad inferior para venderlos más baratos a través de Internet o en mercadillos de barrio. Esto provoca pérdidas en las empresas, tanto a nivel económico como de imagen, mientras que los falsificadores se benefician del trabajo de terceros.