Se acabó el verano. Las temperaturas bajan poco a poco y ya no le damos uso a la piscina. Esto no significa que haya que desatenderse de ella. Hay que mantenerla en perfectas condiciones para volver a usarla el verano que viene. Estar un poco pendiente de ella y evitar que el frío estropeé motores, conductos del agua o las paredes de la piscina. Estos son unos sencillos consejos para tener en cuenta durante el invierno.
El otoño es un buen momento para comprobar el estado de toda la maquinaria de la piscina (motobombas, cuadros eléctricos, equipos de desinfección), limpiar bien las paredes, el fondo, los filtros y los pre filtros. Hacer una revisión después de la temporada. Seguro que con el uso que se le ha dado hay cuestiones que reponer. También es el periodo adecuado para acometer alguna reforma si la vemos necesaria. Mantenimientos Piscinas Madrid nos recomienda apoyarnos en un técnico de mantenimiento de piscinas para efectuar esta inspección, y desde luego, que sigamos sus indicaciones para conservar las piscinas durante esos meses en que no las usamos.
El invierno es perjudicial para la piscina.
El invierno es la estación que más deterioro causa a la piscina. Se ve afectada por agentes externos como la suciedad, las algas o el clima. Las heladas dañan seriamente las paredes, los conductos de agua, los motores y los equipos. Con el frío el agua se congela, se expande y golpea las superficies que la contienen, pudiendo ocasionar daños. “Un Como”, la revista de hogar y jardín de “Mundo Deportivo” nos ofrecen unos interesantes consejos para mantener la piscina en invierno:
- Cuando hayamos decidido dejar de usar la piscina, es bueno aplicar una cloración de choque que desinfecte el agua y poner en funcionamiento la depuradora dos veces por semana, para evitar que se agarrote. La maquinaria si no se usa termina por estropearse.
- Hay que controlar el pH del agua. Mantenerlo entre un 7,2 y un 7,6. Así evitaremos que se vuelva turbia y aparezcan algas.
- Debemos recoger periódicamente las hojas que caigan al agua y demás residuos. Hay que evitar que taponen los filtros, ya que se pueden obstruir. La suciedad en el agua atrae gérmenes e insectos.
- Dejar un flotador en el agua evita que se nos congele durante el invierno. La congelación del agua puede dañar las paredes de la piscina.
- Una de las cosas más recomendables es cubrir la piscina con un toldo de lona. Con ello evitamos que le caiga suciedad y es más difícil que se congele el agua.
El invernaje.
El invernaje es el mantenimiento de fin de temporada. Con él preparamos la piscina para pasar el invierno y tener que preocuparnos de ella lo menos posible. Con estas acciones la dejamos en buenas condiciones para cuando la volvamos a utilizar. Es como la ojeada que le echamos a la ropa y al calzado cuando cambiamos de estación antes de guardarla. Este procedimiento debes ponerlo en marcha cuando el agua de la piscina tenga una temperatura inferior a 15 grados centígrados.
Lo primero que hay que hacer es limpiar a conciencia la superficie de la piscina. Las paredes y el fondo. Para eso usaremos el limpia fondo. Con la red nos aseguraremos de quitar las hojas y la suciedad que flota en el agua.
Hay que hacer un lavado y enjuague del filtro de arena. Seguidamente, debemos asegurarnos de que el pH del agua está entre un 7,2 y un 7,6.
Debemos hacer una cloración de choque. Para eso verteremos en la piscina cloro de efecto rápido, bien sea granulado o en tabletas, y dejaremos funcionando la depuradora. Con esto desinfectaremos el agua y la mantendremos libre de microbios y bacterias.
Al día siguiente vertemos en la piscina un producto invernador. Como nos dice El diario de Valderueda, editado en la montaña leonesa, es un producto químico diseñado para conseguir una desinfección completa del agua durante meses. Este producto, por lo general líquido, mantiene la acidez y prolonga los efectos antibacterianos del cloro por largos periodos de tiempo. Suele presentarse con dispensadores flotantes que van liberando el contenido progresivamente. Está recomendado, no solo en invierno, sino para proteger el agua de la piscina en aquellas temporadas en las que no la utilicemos.
Debemos mantener la depuradora en funcionamiento, con eso nos aseguramos que el invernador se distribuye uniformemente y pasa por los conductos del agua.
Dejamos un tiempo el agua en reposo, apagamos la depuradora y los motores. Pasada una hora aproximadamente, que el invernador haya empezado a hacer efecto, volvemos a medir el pH del agua, asegurándonos de que se mantiene entre 7,2 o el 7,6. Si fuera necesario lo ajustamos con un elevador o reductor de pH.
Debemos proteger las motobombas y los aparatos conectados a la piscina. Si tenemos algún sistema de autolimpiado de los fondos debemos recogerlo, limpiarlo y guardarlo. Tampoco debemos dejar ningún producto plástico sobre el agua o sumergido. Podría deteriorarse.
Por último, se debe cubrir la piscina con un cobertor de lona que tape toda su superficie. Evitaremos que caiga suciedad, potenciaremos el efecto del invernador y minimizaremos el trabajo de mantenimiento durante el invierno.
Es importante usar un producto invernador sin cobre, ya que este metal corroe tanto la lona como los revestimientos y los accesorios de la piscina. Durante el invierno procuraremos mantener el nivel del agua por debajo de los skimmers, para amortiguar la presión del hielo en caso de que se forme.
Debemos encender el sistema de filtración del agua de la piscina, al menos una hora al día. Lo ideal sería controlar el tiempo que tarda en realizar un filtrado completo y realizarlo al menos cada dos o tres días. Cada 2 o tres semanas revisaremos el nivel del agua, para evitar que se nos descontrole, y cada cierto tiempo controlaremos el pH.
Realizar un correcto invernaje protegerá la piscina y nos ahorrará dinero en la puesta a punto para la siguiente temporada.
No hay que vaciar la piscina.
Vaciar el agua de una piscina mediana o grande supone un despilfarro de agua. Debemos tener en cuenta que cuando la volvamos a llenar tenemos que seguir todo el procedimiento de puesta a punto como si la llenáramos por primera vez, lo que supone un gasto innecesario. Solo se recomienda el vaciado si se ha descubierto algún desperfecto importante, como filtraciones de agua o si hemos decidido reformarla en profundidad. Debemos partir que con los sistemas de filtrado que hay en la actualidad una piscina se puede mantener en condiciones durante el invierno, aunque no la utilicemos.
Vaciar la piscina es contraproducente. Al quitarle toda el agua deja de hacer presión sobre el fondo y las paredes, lo que puede hacer que se deforme y sea complicado restaurarla. Aunque como hemos visto, la piscina en invierno requiere un cierto mantenimiento, ni mucho menos es el que efectuamos en verano, y se puede realizar de manera más relajada.
Manteniendo la piscina llena reducimos el impacto medioambiental. Empleamos menos recursos y no vertemos agua con productos químicos al alcantarillado. Supone un ahorro económico. Siempre nos saldrá más barato reutilizar el agua de una temporada para la siguiente que volver a llenar el tanque por completo. Al hacer el mantenimiento invernal mantenemos la instalación en buen estado. Encendiendo la depuradora y el sistema de filtrado periódicamente evitamos que se nos estropeé por falta de uso. La limpieza del agua en invierno con productos químicos evita que aparezcan microorganismos en la piscina que luego nos costará eliminar.
Aunque no la usemos, no debemos desentendernos por completo de la piscina.