La bancarrota es algo a lo que cualquier empresario trata de no llegar nunca… porque significa que ha habido demasiadas pérdidas y que ha reunido tantísimas deudas que no puede hacerles frente. En consecuencia, ha de echar el cierre de su negocio… ese que tanto esfuerzo, sudor, lágrimas y dinero, le costó montar.
La situación puede parecer demoledora, pero, antes de pensar siquiera en declararte en bancarrota, piensa que existen opciones que pueden tomarse para intentar revertir la situación, maximizar el valor para los accionistas y, si es necesario, realizar una transición ordenada hacia la bancarrota.
Te ofrezco una guía práctica para busques otra manera de enfrentar esta difícil situación. Quiero que te hagas consciente de todas las herramientas a tu alcance: a quién acudir, qué estrategias implementar… y, por desgracia, cuándo es el momento de aceptar que la bancarrota es la única opción viable.
Primero: estudiar la situación económica
El primer paso es ser valiente y reconocer la gravedad de la situación.
Es necesario analizar con cabeza la situación de las finanzas de tu empresa: revisar cuidadosamente los balances, los estados de pérdidas y ganancias y los flujos de caja.
Una empresa debe ser consciente de sus deudas, sus activos, sus obligaciones a corto y largo plazo y de su capacidad de generar ingresos. En este análisis, es crucial identificar las causas subyacentes de las dificultades financieras, como la caída en las ventas, el aumento de los costes, una gestión ineficaz del capital o cambios en el mercado que han afectado negativamente el modelo de negocio.
Segundo: buscar ayuda en profesionales experimentados
En este punto, es fundamental buscar asesoría profesional.
Los líderes empresariales deben considerar la contratación de varios tipos de expertos para guiar el proceso de reestructuración o, si es necesario, facilitar la bancarrota.
- Consultores financieros: Los consultores financieros especializados en reestructuraciones pueden ayudar a una empresa a entender mejor su situación financiera y a explorar opciones para mejorar su flujo de caja y reducir sus deudas. Estos pueden trabajar en estrecha colaboración con el equipo de finanzas interno para desarrollar un plan de acción que aborde las áreas problemáticas.
- Abogados especializados en quiebras: Un abogado con experiencia en quiebras es esencial para cualquier empresa que se enfrenta a la posibilidad de la bancarrota. Puede ofrecer asesoría sobre las opciones legales disponibles, ayudar a la empresa a preparar los documentos necesarios y representar a la empresa en procedimientos judiciales si es necesario. Además, un abogado especializado en quiebras puede asesorar sobre las responsabilidades legales de la empresa y sus directores para evitar posibles demandas por parte de acreedores o accionistas.
- Catalizadores para la creación de valor: Crowe, expertos en este servicio, nos explican que un catalizador para la creación de valor es un profesional o un equipo especializado que tiene como objetivo encontrar formas de maximizar el valor de la empresa en tiempos de crisis. Pueden ser ejecutivos temporales o consultores que, con una visión externa, identifiquen oportunidades para optimizar operaciones, mejorar la eficiencia o realizar cambios estratégicos que permitan aumentar el valor percibido de la empresa en el mercado, incluso en circunstancias difíciles.
- Auditores externos: Un auditor externo independiente puede proporcionar una revisión imparcial de las finanzas de la empresa e identificar áreas que puedan haber sido pasadas por alto por el equipo interno. Esto es muy útil para asegurar que todos los aspectos financieros se manejan de acuerdo con las leyes y regulaciones, lo que es crucial si la empresa decide acogerse a la protección por bancarrota.
Tercero: métodos de actuación
Una vez que se tiene un equipo de profesionales que guíe el proceso, se pueden considerar varias estrategias para intentar salvar la empresa o, al menos, mitigar las pérdidas.
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Reestructuración de deuda
La reestructuración de deuda implica renegociar los términos de los préstamos y otras obligaciones financieras con los acreedores.
El objetivo es reducir los pagos mensuales, extender el plazo de las deudas o incluso conseguir una reducción del principal adeudado. Los acreedores, conscientes de la situación de la empresa, pueden estar dispuestos a aceptar nuevos términos si consideran que esto aumentará la probabilidad de que recuperen al menos parte de lo que se les debe.
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Optimización de operaciones
En momentos de crisis, cada euro cuenta.
Es fundamental revisar todas las operaciones para identificar áreas donde se pueden reducir costos sin comprometer la calidad del producto o servicio. Esto puede implicar la renegociación de contratos con proveedores, la optimización de procesos productivos, la reducción de inventarios innecesarios, y la mejora en la gestión del capital de trabajo.
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Venta de activos no esenciales
Otra estrategia es vender activos no esenciales para generar liquidez.
Estos activos pueden incluir bienes raíces, maquinaria, marcas secundarias, o cualquier otro activo que no sea crítico para la operación principal de la empresa. La venta de activos puede proporcionar el efectivo necesario para cubrir deudas inmediatas o financiar operaciones mientras se implementan otras estrategias de reestructuración.
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Desinversión en unidades de negocio
Si la empresa opera en múltiples sectores o tiene varias líneas de negocio, puede ser prudente considerar la venta o el cierre de aquellas unidades que no son rentables.
Deshacerse de unidades de negocio que generan pérdidas o tienen un bajo potencial de crecimiento puede liberar recursos para concentrarse en áreas más estratégicas y rentables.
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Aumento de capital
En algunos casos, puede ser necesario aumentar capital para proporcionar a la empresa el efectivo que necesita para continuar operando mientras se lleva a cabo la reestructuración.
Esto puede hacerse a través de una emisión de acciones, la búsqueda de nuevos inversores o, en casos extremos, la venta parcial de la empresa.
Un catalizador para la creación de valor puede ser clave en este proceso, poque podría atraer a inversores interesados en revivir y potenciar la empresa.
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Explorar opciones de fusiones o adquisiciones
Una fusión o adquisición puede ser una solución viable para una empresa en dificultades.
Al unirse con otra empresa, la compañía puede beneficiarse de sinergias, mejorar su posición en el mercado, y compartir recursos. Sin embargo, es esencial que cualquier fusión o adquisición sea estratégica y se realice con una empresa que complemente las fortalezas y cubra las debilidades de la compañía en crisis.
Cuarto: ¿cuándo es mejor desistir y declararse en bancarrota?
A pesar de los mejores esfuerzos, puede llegar un punto en el que la bancarrota se convierte en la única opción viable.
Decidir cuándo tomar esta medida es una de las decisiones más difíciles que un empresario puede llegar a enfrentar, pero hay ciertos indicadores que pueden señalar que ha llegado el momento.
- Insolvencia continua: Si la empresa no puede cumplir con sus obligaciones financieras a medida que vencen, y no hay perspectivas realistas de mejorar esta situación, la insolvencia continua es una señal clara de que la bancarrota puede ser inevitable. Esto es inevitable si la empresa ha agotado sus opciones de reestructuración de deuda y no puede generar suficiente flujo de caja para cubrir sus costos operativos.
- Falta de liquidez persistente: Una empresa que enfrenta una falta persistente de liquidez, sin acceso a nuevas líneas de crédito o inversiones, puede estar en una situación insostenible. Si la venta de activos no esenciales, el aumento de capital o las desinversiones no han logrado proporcionar la liquidez necesaria, la bancarrota puede ser la única forma de detener el drenaje de recursos.
- Pérdida de confianza de los acreedores y proveedores: Cuando los acreedores y proveedores pierden la confianza en la capacidad de la empresa para cumplir con sus obligaciones, es probable que se enfrente a demandas, embargos de activos y la interrupción de suministros críticos. Si la empresa no puede restaurar esa confianza rápidamente, puede ser más prudente acogerse a la bancarrota para evitar un colapso desordenado.
- Agotamiento de opciones estratégicas: Si la empresa ha explorado todas las opciones estratégicas, incluyendo reestructuración de deuda, optimización operativa, venta de activos, y aumento de capital, y aún así no puede alcanzar una posición financiera sostenible, la bancarrota puede ser la única opción para proteger los intereses de los acreedores y, en la medida de lo posible, los accionistas.
- Consejo de los profesionales contratados: Finalmente, si los abogados especializados en quiebras, consultores financieros y otros profesionales contratados recomiendan la bancarrota como la mejor opción, esta recomendación debe ser tomada en serio. Estos expertos tienen la experiencia y la perspectiva necesaria para evaluar la situación de manera objetiva y pueden ayudar a guiar a la empresa a través del proceso de bancarrota de la manera más ordenada posible.
La bancarrota siempre ha de ser el último recurso… y, desde luego, NO es un fracaso
Declararse en bancarrota no debe ser visto como un fracaso, sino como una herramienta legal y financiera para manejar una situación insostenible de la mejor manera posible.
En algunos casos, la bancarrota puede permitir a una empresa reorganizarse, reducir su carga de deuda y volver a operar de manera más eficiente en el futuro. En otros casos, puede ser un proceso de liquidación ordenada que maximiza el valor para los acreedores y permite a los propietarios cerrar una etapa con la mayor dignidad posible.
El camino hacia la bancarrota es difícil, pero, con la asesoría adecuada y un enfoque estratégico, las empresas pueden manejar este proceso de manera efectiva. Lo más importante es actuar deprisa, buscar el apoyo de expertos y tomar decisiones basadas en un análisis realista de la situación financiera.
Si se hace bien, la bancarrota puede ser el primer paso hacia una nueva oportunidad, ya sea para la empresa en sí o para los involucrados que emergerán de la situación con lecciones valiosas y la experiencia necesaria para enfrentar futuros desafíos.