¿Quién dijo que en Madrid no había calidad de vida?

¿Por qué hablar de Madrid debe ser siempre hablar de tráfico, de estrés y de problemas que afectan directamente a todos aquellos que trabajan en la capital de España? Vivir en Madrid también es sinónimo de una buena calidad de vida. Sobre todo si nos referimos principalmente a lo que tiene que ver con la Comunidad, no con la ciudad. La Comunidad de Madrid dispone de muchos municipios que son ideales para vivir y que han de ser tenidos en cuenta por parte de todos aquellos que trabajen en la capital y quieran marcharse de la misma a un lugar más cercano y más cómodo.

La enorme cantidad de personas que han abogado por marcharse a vivir a las afueras de la capital madrileña y española ha provocado que sean muchas empresas inmobiliarias las que compitan por atraerles. La verdad es que tener acceso a este público es algo muy jugoso y que no debe pasarse por alto en ningún momento. Conseguirlo implica el tener bajo nuestra órbita a gente que, sin ser millonaria, dispone de un buen dinero para gastar en su nuevo alojamiento en cualquiera de los municipios madrileños que son perfectos para el descanso familiar que tanta gente quiere conseguir en la zona.

Pongamos un par de ejemplos en lo relativo a municipios que ofrecen la posibilidad de disponer de un entorno natural en el que el descanso sea lo primero: uno de ellos no es otro que el de Algete, situado a unos 30 kilómetros de Madrid. Es probable que muchos os estéis preguntando cuánto tiempo ha de invertirse en viajes cada día hasta la oficina en Madrid. Lo cierto es que en menos de media hora una persona se ha plantado fácilmente en la capital. Y sin ningún tipo de problema que le pueda retrasar.

Otro de los ejemplos más claros en lo que a calidad de vida se refiere lo pone Daganzo de Arriba, que es uno de los municipios líderes en lo que se refiere a calidad de vida en la Comunidad de Madrid y que además está situado cerca de municipios que son una referencia nacional en esto: Alcobendas y Paracuellos del Jarama. La no excesiva distancia que existe con Madrid hace que este también sea uno de los municipios a señalar en cuanto se habla de calidad de vida. Y es que en otra media hora podemos plantarnos en Madrid viniendo desde Daganzo de Arriba. Una verdadera gozada.

Conocer la zona en la que se trabaja es una de las obligaciones más claras de una empresa dedicada al negocio inmobiliario. Y son bastantes las empresas de este tipo que han puesto sus ojos en zonas de Madrid como Daganzo de Arriba o Algete, a sabiendas de que cada vez más gente está interesada en marcharse a vivir a este tipo de lugares. Fresno Inmobiliaria es una de las que más tiempo lleva trabajando en este terreno. Sus profesionales nos han dicho que el repunte de población que están viviendo estos municipios no se había alcanzado en muchas zonas de la Comunidad de Madrid.

Amplitud de espacio y silencio, los dos objetivos

La gente que se está trasladando a la periferia de Madrid sabe perfectamente qué es lo que está buscando. Una de esas cosas es disponer de una casa o un piso que cuente con los metros cuadrados suficientes como para que la familia pueda vivir con relativa comodidad, algo que en Madrid centro es cada día más difícil y en algunos casos completamente imposible. El otro de los objetivos es el de vivir en un entorno en el que prime el silencio, algo que es considerado como un auténtico lujo en cada vez más ciudades y lugares.

De la consecución de esos dos objetivos depende en buena medida la calidad de vida de la que disponga una familia. Quienes viven en lugares como los que hemos comentado manifiestan que la decisión fue del todo acertado y no consideran que hayan perdido en  absolutamente ningún aspecto. Sus sensaciones son más bien las contrarias, las de que han acertado de pleno y que, en definitiva, han conseguido trasladarse a una de las mejores zonas de la Comunidad de Madrid para vivir. No cabe duda de que, si así lo piensa mucha gente, será porque algo tienen de atractivo esos lugares.

Ahora es más posible que nunca tener una casa o un piso en uno de los lugares más tranquilos de Madrid. Es cierto que, hace un par de décadas, con el boom del ladrillo presente, los precios eran demasiado altos como para meterse en una hipoteca. Pero ahora la situación ha cambiado y es un buen momento para acometer una mudanza. Lo bueno de vivir a las afueras es que, por el mismo precio que se pide en Madrid, se tiene derecho al doble de espacio. Y ese espacio es elemental a la hora de conseguir una vida personal plena y que carezca por completo de cualquier elemento que suponga agobio y estrés.

 

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